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090 _aBARRp
100 _aBarrera, Isaac J.
_q[Isaac Jesús Barrera Quiroz]
_944346
245 _aPedro Fermin Cevallos
264 1 _aQuito:
_bCorporación de Estudios y Publicaciones (CEP),
_c1989
300 _a517 páginas:
_c21 x 14,1 cm.
336 _atxt
337 _an
_2rdamedia
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_2rdacarrier
490 0 _aBiblioteca Ecuatoriana Clásica
_x9978860010
_vVolumen 20
_945484
500 _aCevallos es el historiador de la Independencia y de los primeros años de la República. Durante el tiempo de la administración colonial, en los territorios del Reino de Quito, se escribieron varias Relaciones, Descripciones e Informes, anotaciones interesantes que ponían de relieve la actividad de un gobernante o que dejaban constancia de algún acontecimiento considerado como importante. Alguna vez, la Relación era escrita por el Presidente de la Audiencia, como la memoria de sus labores ejercita- das en la extensión de un territorio. El americanista español, Jiménez de la Espada, ha recogido esos documentos y los ha dado a la luz pública, como la más valiosa contribución para los historiadores de América. Varias de esas piezas documentales se refieren al Ecuador y aun fueron escritas dentro del territorio de la Audiencia. Faltaba el historiador que utilizara el material desperdigado en archivos y colecciones, para pasar de la crónica a la historia. Ya lo había intentado Velasco, con la desventaja de que le tocó componer su obra en el destierro y con las mayores desventajas para la consulta de libros y papeles. La obra de Velasco serviría para las demás como de traza que exigiera rectificaciones y ampliaciones. Velasco fue nuestro primer historiador. La patria de sus recuerdos no podía comprenderse bien sino a través de las tradiciones recogidas en sus viajes misionales por la extensión de esas Provincias. No tuvo Quito el cronista historiador que guiara los primeros pasos. Lo que fue el Reino, antes de la invasión incaica y aun después de la llegada de los españoles, había que ser restablecido con los recuerdos conservados en el pueblo. Pudieron no ajustarse a la verdad histórica; pudieron referirse a sucesos ocurridos en diferentes tiempos. Velasco, al trazar una obra que fuera homogénea y completa, se vio precisado a recurrir a esos recuerdos, confundidos en las diversas épocas a las que se referían. Pero allí se encontraba la raíz de una nación, y animado de un vivo amor a la patria lejana, a falta del documento, utilizó la tradición que fue, además, defensa entusiasta de la realidad americana, contra las aserciones de filósofos prevenidos contra España, que condenaban el sistema de colonización ejercitado en el Nuevo Mundo, y que estimaban que estos países no tenían porvenir en su barbarie. La publicación de la obra de Velasco tuvo, para los ecuatorianos, el significado de una revelación deslumbrante: poseíamos una historia de la que debíamos estar orgullosos. Nuestro pasado no era desteñido ni oscuro, porque estaba formado de una sucesión de cuadros en que resaltaban la heroicidad y el esplendor. De las páginas escritas en el destierro por el estudioso fraile, se sirvieron los ecuatorianos para componer la exaltada alegoría que serviría para incitar el patriotismo y encaminar a las generaciones futuras. No se paró mientes en que la historia no es solamente tradición y que esta clase de estudios exigían graves y mayores comprobaciones de los hechos. Resultado magnífico de este clima de glorificación del pasado, es la obra compuesta por Pedro Fermín Cevallos, un ambateño que daría comienzo a la estupenda floración de ingenios que tendría esa ciudad ecuatoriana, en la que se encontrarán nombres como los de Juan Montalvo y Juan León Mera, entre otros muchos. Cevallos sería el segundo historiador ecuatoriano, y su obra ha de consultarse, con provecho, en cada vez en que se tengan que precisar hechos históricos estudiados por él. Lo interesante es saber que Cevallos optó por los estudios de la historia, incitado por su actuación de personaje político que trataba de llegar a la comprensión de los problemas del país, para resolverlos de acuerdo con el espíritu de la República y la tradición de sus habitantes. Removió papeles; desempolvó archivos; compuso cuadros estadísticos; discutió sobre cuestiones que comprendían sus escritos, y como consecuencia de todo, se encontró con documentación tan copiosa que la redacción de la Historia siguió como resultado de esta preparación, poco metodizada, pero extensa y casi completa. El primer trabajo de consideración, que antecedió al Resumen, fue el Cuadro Sinóptico, que presentaba en esquema los acontecimientos principales de la nación, antecedente sobre el que los gobernantes de la República debían proceder, en la solución de cuestiones que se debatían en momentos en que, Cevallos, ocupaba un puesto de responsabilidad administrativa, en una de las tantas transformaciones y revoluciones ocurridas en nuestro país.
505 _aDe Resumen de la Historia del Ecuador COSTUMBRES PÚBLICAS ECUATORIANOS ILUSTRES JUAN DE VELASCO JUAN EL BAUTISTA AGUIRRE ANTONIO DE ALCEDO
600 0 _aVicente Maldonado, Pedro
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_zEcuador
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